Imagen principal

Distancia
6.73
Desnivel positivo
1.00
Desnivel negativo
1.00
Altitud máxima
264.00
Altitud mínima
251.00
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Archivo KML
Ubicacion donde empieza la ruta
42.058860849314, -1.5931114554405
Minutos de recorrido
35
Tipo de ruta
Tipo de circuito
Dificultad técnica
Descripción corta
Se trata de un paraje muy significativo y representativo de la Navarra
Descripción larga
Se trata de un paraje muy significativo y representativo de la Navarra sureña que nos presenta en todo su esplendor el típico paisaje de soto de ribera, un enclave que siempre ha estado muy mimado y cuidado, sirviendo como reclamo a multitud de visitantes que se acercan hasta allí para pasar el día.
Su origen lo podemos encontrar en el siglo XVI, aunque habrá que esperar dos siglos y medio más para alcanzar el aspecto que hoy en día nos ofrece. Es a finales del XVIII, cuando con la intención de establecer una vía de comunicación fluvial entre Tudela y Zaragoza, se construye una presa y se establece aquí el nacimiento del Canal Imperial de Aragón, siendo entonces rodeado de jardines y sirviendo de transporte de viajeros y mercancías hasta la popularización del ferrocarril.
El Palacio de Carlos V, La Capilla de San Carlos de Borromeo, La Casa de las Compuertas, El Laberinto de Carlos, La Posada o El Roble del Bocal con más de 500 años de antigüedad son algunos de los reclamos que nos ofrece este entorno natural con más de cinco siglos de historia.
Historia
Bocal significa presa o azud que se levanta en un río con el fin de desviar su caudal. Cerca de Tudela, siete kilómetros al sur, en el término municipal de Fontellas, nos encontramos la presa que lleva esa denominación.
Según narran las crónicas de aquella época, en 1528, Carlos V rey de España y emperador de Alemania, encargó levantar en el Ebro, a una legua de Tudela, una presa de piedra de sillería, de la que con el consenso de la autoridad aragonesa, derivaría al año siguiente una canal al que llamarían Acequia Imperial.
Así mismo se habilitó una vivienda para el que sería el gobernador del canal, que se ubicaría con la casa de compuertas construída junto a la presa. Dicha vivienda es el conocido hoy como Palacio de Carlos V. A este conglomerado se le llamó El Bocal del Rey, siendo Gil Morlanes, el arquitecto aragonés encargado de realizar dicha obra, quién colocó el escudo de armas del Emperador en el frontispicio del palacio.
De más reciente construcción data el poblado que se alzó en el entorno del palacio. Las aguas de la Acequia Imperial tenían como fin irrumpir en Aragón hasta llegar a unirse al río Jalón, pero a penas si dieron para regar las huertas de los municipios navarros de Ribaforada, Buñuel y Cortes, llegando, muy débilmente en ocasiones hasta las localidades aragonesas de Mallén o Gallur.
En la primera mitad del siglo XVIII muchas de las tierras antes puestas en regadío, tuvieron que volver al secano debido a los grandes deterioros que la acequia sufrió a causa de las crecidas del Ebro. En 1770 comenzaron las obras de restauración de la Acequia Imperial a cargo de la Compañía Badin, pero su probada inoperancia, junto a su manifiesto despilfarro del presupuesto, precipitó la resolución del Consejo de Castilla por la que se ordenaba la fulminante paralización de las reformas emprendidas. Ya a finales del XVIII es cuando Carlos III concibe la idea de un ambicioso y fantástico proyecto con el que llevar las aguas del Bocal hasta Zaragoza, habilitando para ello un canal navegable que supuso un fabuloso hito para la época. Nació así el Canal Imperial de Aragón.
La construcción de la nueva presa fue encargada al ingeniero holandés Cornelius Krayenhof que la ubicó unos cientos de metros más al norte de la existente, la de Carlos V.
Todo el proyecto fue supervisado por el ilustrado y jesuita aragonés Ramón de Pignatelli, de quien aún se conserva un retrato pintado por el maestro Goya, dándose así el primer paso para una navegación fluvial hacia el Mediterráneo, sueño que acariciara Ochandátegui hacia el Cantábrico.
La presa de Pignatelli, como hoy es conocida dentro del recinto del Bocal, presenta una altura de siete metros y 232 de longitud.
Su origen lo podemos encontrar en el siglo XVI, aunque habrá que esperar dos siglos y medio más para alcanzar el aspecto que hoy en día nos ofrece. Es a finales del XVIII, cuando con la intención de establecer una vía de comunicación fluvial entre Tudela y Zaragoza, se construye una presa y se establece aquí el nacimiento del Canal Imperial de Aragón, siendo entonces rodeado de jardines y sirviendo de transporte de viajeros y mercancías hasta la popularización del ferrocarril.
El Palacio de Carlos V, La Capilla de San Carlos de Borromeo, La Casa de las Compuertas, El Laberinto de Carlos, La Posada o El Roble del Bocal con más de 500 años de antigüedad son algunos de los reclamos que nos ofrece este entorno natural con más de cinco siglos de historia.
Historia
Bocal significa presa o azud que se levanta en un río con el fin de desviar su caudal. Cerca de Tudela, siete kilómetros al sur, en el término municipal de Fontellas, nos encontramos la presa que lleva esa denominación.
Según narran las crónicas de aquella época, en 1528, Carlos V rey de España y emperador de Alemania, encargó levantar en el Ebro, a una legua de Tudela, una presa de piedra de sillería, de la que con el consenso de la autoridad aragonesa, derivaría al año siguiente una canal al que llamarían Acequia Imperial.
Así mismo se habilitó una vivienda para el que sería el gobernador del canal, que se ubicaría con la casa de compuertas construída junto a la presa. Dicha vivienda es el conocido hoy como Palacio de Carlos V. A este conglomerado se le llamó El Bocal del Rey, siendo Gil Morlanes, el arquitecto aragonés encargado de realizar dicha obra, quién colocó el escudo de armas del Emperador en el frontispicio del palacio.
De más reciente construcción data el poblado que se alzó en el entorno del palacio. Las aguas de la Acequia Imperial tenían como fin irrumpir en Aragón hasta llegar a unirse al río Jalón, pero a penas si dieron para regar las huertas de los municipios navarros de Ribaforada, Buñuel y Cortes, llegando, muy débilmente en ocasiones hasta las localidades aragonesas de Mallén o Gallur.
En la primera mitad del siglo XVIII muchas de las tierras antes puestas en regadío, tuvieron que volver al secano debido a los grandes deterioros que la acequia sufrió a causa de las crecidas del Ebro. En 1770 comenzaron las obras de restauración de la Acequia Imperial a cargo de la Compañía Badin, pero su probada inoperancia, junto a su manifiesto despilfarro del presupuesto, precipitó la resolución del Consejo de Castilla por la que se ordenaba la fulminante paralización de las reformas emprendidas. Ya a finales del XVIII es cuando Carlos III concibe la idea de un ambicioso y fantástico proyecto con el que llevar las aguas del Bocal hasta Zaragoza, habilitando para ello un canal navegable que supuso un fabuloso hito para la época. Nació así el Canal Imperial de Aragón.
La construcción de la nueva presa fue encargada al ingeniero holandés Cornelius Krayenhof que la ubicó unos cientos de metros más al norte de la existente, la de Carlos V.
Todo el proyecto fue supervisado por el ilustrado y jesuita aragonés Ramón de Pignatelli, de quien aún se conserva un retrato pintado por el maestro Goya, dándose así el primer paso para una navegación fluvial hacia el Mediterráneo, sueño que acariciara Ochandátegui hacia el Cantábrico.
La presa de Pignatelli, como hoy es conocida dentro del recinto del Bocal, presenta una altura de siete metros y 232 de longitud.
Vídeo
TextInMotion-VideoSample-576p_6.mp4 (12.51 MB)
Enlace
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/camino-natural-del-ebro-gr-99-etapa-21-tudela-el-bocal-152481904
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